sábado, marzo 21

-¿Esto es una prisión? - preguntó a la vigilante, que había abandonado la lectura y ahora seguía todos sus movimientos.
- No. Es un manicomio.
- Yo no estoy loca.
La mujer rió.
- Es exactamente lo que todos dicen aquí.
- Está bien. Entonces soy una loca. ¿Qué es un loco?
La mujer dijo a Veronika que no debía quedarse mucho tiempo de pie y la envió devuelta a su cama.
-¿Qué es un loco?- Insistió Veronika.
- Pregúnteselo al médico mañana. Y váyase a dormir o tendré que aplicarle un calmante.
....Vernokina obedeció. En el camino de vuelta, escuchó a alguien susurrar desde una de las camas:
-¿No sabes lo que es un loco?-
....Por un instante, pensó en no responder: no quería hacer amigos, establecer círculos sociales, conseguir aliados para una gran sublevación en masa. En el caso de que le resultara imposible huir, se las arreglaría para suocidarse allí mismo, lo antes posible.
....Pero la mujer repitió la misma pregunto que ella había hecho a la vigilante.
-¿No sabes lo que es un loco?
-¿Quién eres?-
-Mi nombre es Zedka. Ve hasta tu cama. Después cuando la vigilante piense que ya estás acostada, arrástrate por el suelo hasta aquí.
....Veronika regresó a su lugar y esperó a que la vigilante volviera a concentrarse en el libro ¿Qué era un loco ? No tenía la menor idea, porque esa palabra se utilizaba de una manera completamente anárquica: decían, por ejemplo, que ciertos deportistas estaban locos por desear superar récords. O que los artistas eran locos porque veían todo de una manera insegura, inesperada, diferente de todos los "normales". Por otro lado, Veronika ya había visto a mucha gente andando por las calles de Ljubljana, mal abrigada durante el invierno, predicando el fin del mundo y empujando carritos de supermercado llenos de bolsas y trapos.
....No tenía sueño. Según el médico, había dormido casi una semana, demasiado tiempo para quien estaba habituado a una vida sin grandes emociones pero con horarios rígidos de descanso. ¿Qué era un loco? Quizás fuera mejor preguntárselo a uno de ellos.
....Veronika se agachó, retiro la aguja clavada en su brazo y se fue hasta donde estaba Zedka, intentando no hacer caso a su estómago, que empezaba a dar vueltas; no sabía si el mareo era el resultado de su corazón debilitado o del esfuerzo que estaba haciendo.
-No sé lo que es un loco- susurró Veronika-, pero yo no lo soy. Soy una suicida frustrada.
-Loco es quien vive en un mundo propio. Como los esquizofrénicos. los psicópatas, los maníacos. O sea, personas que son diferentes a las demás.
-¿Cómo tú?
-Sin embargo- continuó Zedka, fingiendo no haber oído el comentario-, ya debes de haber oído hablar de Einstein, que afirmaba que no había tiempo ni espacio sino una fusión de ambos. O de Colón, que aseguraba que al otro lado del mar no había un abismo, sino un continente. O de Edmund Hillary, que confirmaba que un hombre podía llegar a la cumbre del Everest. O de los Beatles, que crearon música diferente y se vestían de manera totalmente innovadora. Todas estas personas y millares de otras, también vivían en su mundo.
...."Esta demente está diciendo cosas sin sentido", pensó Veronika, acordándose de las historias que su madre le contaba acerca de santos que afirmaban hablar con Jesús o con la Virgen María ¿Vivían en un mundo aparte?
-Una vez ví una mujer con un vestido rojo, escotado, con los ojos vidriosos, andando por las calles de Ljubljana cuando el termómetro marcaba cinco grados bajo cero. Pensé que estaría borracha y fuí a ayudarla, pero ella rechazó mi abrigo. Quizás en su mundo fuese verano, y su cuerpo estuviera caliente por el deseo de alguien a quien esperaba. Y aunque esa otra persona existiese apenas en su delirio, ella tiene el derecho de vivir y morir como quiera ¿no crees?
....Veronika no sabía que decir, pero las palabras de aquella loca tenían sentido. ¿Quién sabe si no era la misma mujer que habia visto semidesnuda en las calles de Ljubljana?
-Te contaré una historia-dijo Zedka-. Un poderoso hechicero, queriendo destruir un reino, colocó una poción mágica en un pozo del que todos sus habitantes bebían. Quien tomase aquella agua, se volvería loco.
...."A la mañana siguiente, toda la población bebió y todos enloquecieron, menos el rey, que tenía un pozo privado para él y su familia, donde el hechicero no había conseguido entrar. El monarca, preocupado, intentó controlar a la población ordenando una serie de medidas de seguridad y salud pública, pero los policiías e inspectores habían bebido el agua envenenada, y juzgando absurdas las disposiciones reales, decidieron no respetarlas de manera alguna.
...."Cuando los habitantes de aquel reino se enteraron del contenido de los decretos, quedaron convencidos de que el soberano había enloquecido y por eso disponia esas cosas sin sentido. A gritos fueron hasta el castillo exigiendo que renunciase.
...."Desesperado, el rey se declaró dispuesto a dejar el trono, pero la reina lo impidió diciendo: 'Vayamos ahora hasta la fuente y beberemos también. Así nos volveremos iguales a ellos'.
...."Y así se hizo: el rey y la reina bebieron el agua de la locura y empezaron inmediatamente a decir cosas sin sentido. Al momento sus súbditos se arrepintieron: ahora que el rey estaba mostrando tanta sabiduría ¿por qué no dejarle gobernar?
...." El país continuó en calma, aunque sus habitantes se comportase de manera muy diferente a sus vecinos. Y el rey pudo gobernar hasta el fin de sus días.
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...

Veronika se rió.
-Tu no pareces loca- dijo.
- Pero lo estoy, aunque esté siendo curada, porque mi caso es simple: basta recolocar en el organismo una determinada sustancia química. Sin embargo, espero que esa sustancia se limite tan sólo a resolver mi problema de depresión crónica; quiero continuar loca viviendo mi vida de la manera que yo sueño y no de la manera en que otros desean. ¿Sábes que hay allá afuera, detras de los muros de Villete?
-Gente que bebió del mismo pozo.
-Exactamente-dijo Zedka- Creen que son normales porque todos hacen lo mismo. Voy a fingir que también bebí de auqella agua.
- Pues yo bebí y éste es, justamente mi problema. Nunca tube depresión, ni grandes alegrías o tristezas que durasen mucho. Mis problemas son iguales a los de todo el mundo.